En un mundo y sociedad que cambia continuamente, se necesitan docentes formados para un aprendizaje permanente. Los cambios en educación se producen a través de los docentes, que son los verdaderos agentes de cambio. Cómo afirma Melvin Ainscow1, los docentes son los auténticos “policymakers”, cuando se cierra la puerta del aula ellos tienen todo el control de lo que sucede dentro.
Cuatro factores para el cambio
Para una transformación educativa real de calidad es necesario gestionar la capacidad de cambio de todos y cada uno de los docentes. Existen cuatro factores2 impulsores de la creación de capacidad para el cambio: 1) Elaboración de una visión personal; 2) Investigación; 3) Competencia; y 4) Colaboración. Los cuatro están estrechamente interrelacionados y se refuerzan mutuamente.
- Elaboración de una visión personal. Todos valoramos hacer un trabajo que tenga sentido, ofrecer un servicio útil, trabajar con integridad. Tener una visión personal sobre educación es el punto de partida. Es la misma finalidad de la educación la que hace que sea importante que cada docente tenga un propósito y una visión personal. Para ser conscientes de cuál es nuestra visión, hay que reflexionar sobre preguntas como: ¿es relevante para mí como educador?, ¿qué cambio intento conseguir personalmente?; ¿qué aprendizajes son necesarios para lograr los retos de la sociedad actual y futura?…
- Investigación. Para la formación en el propósito personal se necesita investigar ¿cómo puedo conseguir lo que es relevante para mí? Pero, la formación y la realización del propósito personal no es algo estático. “La investigación es el motor de la vitalidad y de la autorrenovación”. Investigar implica extender, ampliar lo que uno valora. Es una conquista permanente, imprescindible en entornos que cambian constantemente, como el actual. Son esenciales los hábitos de cuestionamiento, experimentación y variedad. La práctica reflexiva, los diarios personales, la investigación en la acción, obtener mentores innovadores y la colaboración entre compañeros, son algunas de las estrategias actuales.
- Competencia. Implica dominar la práctica didáctica y tener ideas, habilidades y experiencia para que realicen lo que se piensa y la consecución del cambio. Ésta competencia es necesaria para ser eficaz, pero también es un medio para lograr una comprensión más profunda. De esta maestría surgen nuevas mentalidades, de la misma manera que la competencia es fruto de una nueva forma de pensar. Los que tienen un alto nivel del hábito de maestría personal viven aprendiendo continuamente, son conscientes de su ignorancia, incompetencia, y de las áreas donde deben crecer. La competencia es un proceso. Las nuevas competencias y la experiencia son requisitos para comprender y juzgar mejor lo que es bueno y son el camino para conseguir una eficacia mayor. De esta forma la habilidad y la experiencia son centrales para obtener el cambio. La competencia requiere una sólida formación inicial y una evolución continua, pero es mucho más que eso. El hábito de aprender debe impregnar todo lo que hacemos. Además de estar expuestos a nuevas ideas, es necesario integrarlas y hacerlas competentes.
- Colaboración. La capacidad de relación con los otros y la colaboración son fundamentales para la formación personal. Si estamos aislados, nuestra capacidad de aprender se limita. La capacidad de colaborar, a pequeña y gran escala, es uno de los requisitos básicos para la sociedad. La competencia personal y la de grupo se alimentan mutuamente en las organizaciones que aprenden. Los docentes se necesitan los unos a los otros para aprender y llevar a cabo proyectos.
Los cuatro factores impulsores del cambio: Elaboración de una visión personal, investigación, competencia y colaboración
Sin embargo, el cambio es un proceso complejo. Conocer algunas lecciones aprendidas sobre este proceso puede ayudarnos a evitar errores:
- Lo que es importante no se puede imponer.
- El cambio es un viaje, no un proyecto establecido. Está lleno de incertidumbres y emociones, tanto positivas como negativas.
- Hay que asumir riesgos, los problemas y errores son nuestros aliados.
- Todas las personas deben ser agentes de cambio. La forma de pensar y la competencia constituyen la protección definitiva.
¿Dónde estoy? Hazte un SELFI
La formación de docentes como agentes de cambio exige mejorar en los cuatro factores del cambio. La herramienta “SELFI – El docente como agente de cambio”, está pensada para facilitar la autoevaluación y la reflexión del profesorado, para ayudarlo a autorregular su aprendizaje que debe durar toda su vida. Impuls Educació, propone un cuestionario con las siguientes 35 preguntas.
Aprendices permanentes. Herramientas para mejorar
El cuestionario está pensado para utilizarlo como punto de partida, para hacer un “plan de mejora personal”. Después de un tiempo se puede volver a hacer para ver las mejoras y hacer un nuevo plan. Es conveniente que cada docente tenga un “mentor” o “coach” que le ayude, a partir de su reflexión personal, a diseñar un plan realista.
Un docente agente de cambio se caracteriza por ser un aprendiz permanente y experto. Es por eso que las herramientas de mejora deben favorecer el desarrollo de este perfil profesional, y en este sentido, mayoritariamente, se ofrecerán cuando se soliciten y serán voluntarias. Deben ser variadas y adaptadas a las necesidades de cada docente. La práctica reflexiva, la co-docencia o el co-coaching son algunas de las más eficaces.
(*) Poner el punto del cuestionario SELFI “Docente agente de cambio”