Encontrar una definición consensuada de lo que entendemos por calidad educativa no es fácil. En esta ocasión, nos pareció interesante la contribución realizada por Andreas Schleicher: La calidad hoy es conocimiento, competencia, actitud y valores. Como todo el mundo sabe, la planificación curricular actual tiene entre sus principales objetivos la mejora de la calidad del aprendizaje. Andreas Schleicher afirma:
Para mí, la calidad en la educación es que los estudiantes estén preparados para vivir consigo mismos, con los demás y con el planeta. Que sean capaces de pensar por sí mismos, pero también de colaborar. La calidad hoy es conocimiento, competencia, actitud y valores. Creo que en el mundo en el que vivimos, la calidad en la educación no es enseñar algo a los estudiantes, sino ayudarlos a desarrollar una brújula fiable y las herramientas para navegar con confianza en un mundo que no podemos predecir, un mundo incierto y volátil
Contenidos, competencias
Para contribuir a la consecución de competencias clave, el currículo de educación obligatoria incluye el conjunto de competencias básicas de las asignaturas agrupadas por campos de conocimiento, contenidos, métodos pedagógicos y criterios de evaluación de cada etapa de la enseñanza. Las competencias básicas se convierten en objetivos de aprendizaje al final de la etapa.[1] Esta es la previsión formal prevista por la administración educativa y cuando parecía que todos tenían claro qué es lo que había que rehacer de los diseños curriculares y cómo afrontarlo, la discusión sobre si dar prioridad a los contenidos o competencias ha vuelto a tomar forma en los centros educativos debido a la aprobación de la LOMLOE (2020) [2], conocida como la ley Celaá por la ministra de educación que la promovió.
Muchos profesores de secundaria afirman que se sienten más cómodos si basan su acción docente en los contenidos, pero si por contenido entendemos el conjunto de conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes que contribuyen a la consecución de los objetivos de cada etapa docente y educativa y a la adquisición de competencias, quizás se deba dar por superada la controversia, ya que el problema es más bien metodológico y de modelo de evaluación. O un juego de palabras, porque cada dos por tres se modifica la definición de los conceptos, y nos quedamos en el campo de la vaguedad y obtenemos pocas concreciones. Por ello, es necesario seguir llevando a cabo programas efectivos de formación y acompañamiento o mentoría para docentes con el fin de promover la competencia y el aprendizaje interdisciplinario, consolidar una nueva cultura de evaluación más orientada a la formación que a la sanción, revisar qué papel le damos a la memoria para que sea más comprensiva que mecánica, entre otros cambios metodológicos, como ya se está haciendo en el sistema educativo catalán.
Los nuevos currículos de la LOMLOE
César Coll, uno de los expertos del equipo designado por el Ministerio de Educación para desarrollar los nuevos currículos, en su intervención en la mesa redonda de presentación del informe Delphi sobre Pensamiento crítico y Creatividad (2021)[3] promovido por Impuls Educació, ya avanzó su posición al afirmar que los conocimientos aportados en el currículo deben tener sentido para los alumnos y concretar contenidos básicos y esenciales. También afirmó que por competencia entendemos:
La capacidad de actuar para hacer algo en un determinado tipo de situaciones en las que primero se requiere adquirir y luego articular y movilizar una serie de conocimientos.
Las nuevas ocho competencias clave para el aprendizaje permanente previstas en la LOMLOE se basan en la Recomendación del Consejo de la Unión Europea 2018 [4] y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 [5]. Cada una de ellas tiene tres dimensiones (cognitiva, instrumental y actitudinal) y su adquisición contribuye a la adquisición de todas las demás y a la consecución de los objetivos previstos para la educación básica. Las competencias antes mencionadas son las siguientes:
- Comunicación lingüística
- Plurilingüe
- Matemáticas y ciencia y tecnología (STEM)
- Digital
- Personal, social y aprender a aprender
- Ciudadana
- Emprendimiento
- Conciencia y expresión cultural
Estas competencias generales están vinculadas a unos aprendizajes esenciales o imprescindibles y a otros que son básicos y deseables de las competencias específicas de las áreas, subrayando que el objetivo del aprendizaje no son los contenidos sino las competencias.
Schleicher contempla que cambiar de perspectiva requiere tiempo y que se trata de empoderar gradualmente a los docentes, apoyarlos y pasar de un modelo en el que los estudiantes son receptores pasivos de conocimiento a otro en el que son co-creadores activos. El reto al que se enfrentan los docentes es el dominio de un amplio repertorio de estrategias de aprendizaje que deben personalizarse en la medida de lo posible en un contexto que necesita actualizar el modelo escolar que tenemos para convertirlo en un modelo homologado con la mayoría de los sistemas educativos europeos que luchan para desarrollar una educación inclusiva, equitativa y de calidad.
El reto al que se enfrentan los docentes es el dominio de un amplio repertorio de estrategias de aprendizaje que deben personalizarse en la medida de lo posible.
Entrevistamos a Andreas Schleicher
Andreas Schleicher (Hamburgo, 1964) es una de las personas que más influyen en el mundo sobre la calidad de los sistemas educativos. Estadístico e investigador en el área de educación, dirige desde 2012 la sección de Educación y Competencias de la OCDE. Anteriormente fue director del Departamento para Indicadores y Análisis de Educación. Se le conoce por coordinar el informe PISA (Programme for International Student Assessment) que abarca cerca de 90 países.
Estas son algunas de sus afirmaciones más relevantes sobre calidad educativa y el enfoque competencial del currículum.
¿Qué es para usted calidad en educación en la coyuntura actual y qué rasgos característicos debería tener un sistema educativo?
Para mi calidad en educación es que los alumnos estén preparados para vivir con ellos mismos, con los demás y con el planeta. Que sean capaces de pensar por sí mismos, pero también colaborar. Calidad hoy es conocimiento, competencia, actitud y valores. Creo que en el mundo en que vivimos, calidad en educación no es enseñar algo a los alumnos, sino ayudarles a desarrollar una brújula fiable y las herramientas para navegar con confianza por un mundo que no podemos predecir, un mundo incierto y volátil.
El cambio de enfoque en educación de contenidos a competencias avanza. ¿Qué habría que tener en cuenta en esta transformación para una transición positiva?
Creo que la necesidad de competencias procede del mundo en que vivimos. ¿Puedes extrapolar lo que sabes, lo puedes aplicar a una situación nueva? Esto es el que tenemos que tomarnos seriamente.
Está claro que no podemos cambiar nuestros paradigmas curriculares de manera radical, de un día para el otro, y esperar que los resultados sean inmediatos. Pienso que lo importante no es sobre si más o menos conocimiento, sino ayudar a los alumnos a elevarse más allá de su conocimiento comprendiendo los cimientos de las ideas relevantes de cada disciplina. Esto implica enseñar menos cosas con más profundidad y evitar una enseñanza superficial.
Esta manera de enseñar es mucho más difícil. No se trata de hacer una transición radical. Se trata de empoderar gradualmente al profesorado, secundarlo, e ir pasando de un modelo en que los alumnos son receptores pasivos de conocimiento a otro en el cual son co-creadores activos. Esto es lo más importante.
Usted es un gran defensor que una educación de calidad para todos es posible. ¿Cómo lo hacen los sistemas educativos que lo consiguen?
Si miras los sistemas educativos más avanzados, se ve que el éxito de los alumnos se relaciona poco con su procedencia socioeconómica. Esto tiene una explicación. El sistema tradicional se basa en un único modelo aplicado a todos los estudiantes. Lo que los sistemas educativos con alto nivel de rendimiento entienden es que alumnos diferentes aprenden diferente e intentan atender esta diversidad con prácticas educativas diferenciadas, dando a los alumnos, diferentes ritmos para comprometerse en su aprendizaje y progresar.
Hay alumnos que tienen dificultades en alguna área, y necesitamos darles un apoyo extra. Esto es muy exigente para el profesorado, tienen que entender que sus alumnos aprenden de manera diferente. Necesitan ser capaces de dominar un amplio repertorio de estrategias pedagógicas diferentes.
Necesitamos hacer crecer el talento extraordinario de los alumnos ordinarios. No se trata de clasificar alumnos que son muy buenos en todo, y separarlos de aquellos que no lo son.
Los docentes necesitan ser capaces de dominar un amplio repertorio de estrategias pedagógicas diferentes.
¿Qué aprendizajes o competencias son básicas para garantizar un aprendizaje a lo largo de toda la vida?
Creo que la clave está en la curiosidad. La suerte es que como seres humanos nacemos con ella. Si un buen sistema educativo intenta nutrir y mejorar esta curiosidad, esta hambre por aprender, este amor al aprendizaje, entonces crearemos aprendices para toda la vida.
Hay que estar dispuesto a probar cosas nuevas, a cuestionar la sabiduría de nuestro tiempo, no solo reproducirla. También es muy importante la mentalidad de crecimiento, pensar que mi éxito depende de mí, de mi esfuerzo, no de mi inteligencia heredada, la capacidad de resolver problemas complejos, y la disposición de navegar por la ambigüedad y tomar decisiones en un contexto en que no podemos entender todos los elementos y no podemos dar un paso atrás.
Otra cuestión es la disposición y capacidad para movilizar recursos cognitivos, sociales y emocionales en el aprendizaje, en el que los aspectos emocionales y sociales son cada vez más importantes.
El programa PISA introduce nuevas competencias cada cierto tiempo como la resolución cooperativa de problemas en 2015, la competencia global en 2018, y la creatividad en 2022. ¿Qué se pretende con tanto cambio? ¿Para cuando una competencia computacional como la programación?
Creo que tendríamos que hacer la pregunta al revés. En un mundo que cambia rápidamente, ¿cómo podemos hacer que la educación se adapte más deprisa? El cambio no es una elección, tenemos que asegurarnos de educar a los jóvenes para su futuro, no para nuestro pasado. La pregunta tendría que ser cómo podemos hacer esta transición.
En la actualidad, la programación de ordenadores es muy importante, pero, ¿lo será mañana? Es muy difícil decirlo. Creo que es muy arriesgado esforzarnos a enseñar a los jóvenes las técnicas de hoy para resolver los problemas de mañana.
Es más importante saber si los estudiantes entienden el pensamiento computacional. Esta cuestión ya se está incorporando a la siguiente evaluación de matemáticas. Creo que en educación tenemos el riesgo de saltar hacia el siguiente tipo de técnica que parece importante hoy, invertir mucho esfuerzo y después, diez años más tarde, nos encontramos que es un callejón sin salida.
Ya no podemos preparar a las personas simplemente en un conjunto específico de técnicas para tener éxito en sus vidas, sino que realmente necesitamos darles las herramientas para encontrar su propio camino.
Encontrarás la versión completa de la entrevista en: https://youtu.be/H_YTL_xcV8I o en: https://impulseducacio.org/revista-dialegs/?lang=es
Referencias
[1] Decreto 187/2015, de 25 de agosto, sobre la ordenación de la enseñanza secundaria obligatoria, Generalitat de Catalunya.
[2] Ley Orgánica 3/2020, de 29 de diciembre, de modificación de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación (https://www.boe.es/eli/es/lo/2020/12/29/3).
[3] https://impulseducacio.org/2021/03/26/pensamiento-critico-clave-educacion-era-innovacion/?lang=es
[4] La Recomendación de 22 de mayo de 2018 sustituye a la Recomendación del Parlamento y del Consejo, de 18 de diciembre de 2006, sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente.
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