Con la finalidad de evaluar la calidad, equidad y eficacia de los sistemas educativos, PISA (Programme for International Student Assessment) mide regularmente lo que los alumnos de 15 años saben y pueden hacer, y lo relaciona con numerosos aspectos.
En 2018, PISA incorporó un instrumento sobre mentalidad de crecimiento para evaluar las creencias de los estudiantes sobre su inteligencia. En el estudio participaron 600.000 alumnos de 78 países diferentes, siendo el mayor estudio llevado a cabo hasta la fecha sobre este importante rasgo psicológico. El objetivo era analizar la relación entre la mentalidad de crecimiento y el rendimiento académico, las actitudes y el bienestar de los alumnos, así como la práctica docente y el entorno escolar.
Como era de esperar los resultados mostraron que los estudiantes con mentalidad de crecimiento obtuvieron de media mayor puntuación en lectura, matemáticas y ciencias y mostraron menores niveles de miedo al fracaso o a los contratiempos.
Los estudiantes con mentalidad de crecimiento obtuvieron de media mayor puntuación en lectura, matemáticas y ciencias y mostraron menores niveles de miedo al fracaso.
Según los datos obtenidos en el estudio se puede afirmar que:
- Los alumnos con mentalidad de crecimiento tienen en general mejor rendimiento académico
- La mentalidad de crecimiento se asocia a una ganancia en puntuación ligeramente mayor en chicas que en chicos.
- En los países del este asiático, la mentalidad de crecimiento no está tan relacionada con la mejora del rendimiento académico, como en la mayoría de los países de la OECD.
- Educar en una mentalidad de crecimiento puede disminuir potencialmente los efectos negativos de un nivel económico desfavorable en el rendimiento académico de los alumnos.
- La mentalidad de crecimiento favorece una ganancia mayor en rendimiento para alumnos inmigrantes que no inmigrantes.
El informe concluye que aunque no se puede probar una relación de causa efecto entre la mentalidad de crecimiento y el rendimiento académico, si se puede afirmar una correlación positiva entre ellos. Esto se podría explicar de dos maneras:
- Los alumnos con mentalidad de crecimiento están más dispuestos a enfrentarse a retos, esforzarse, aprender de los contratiempos y buscar consejo.
- Los alumnos con alto rendimiento académico son más propensos a desarrollar una mentalidad de crecimiento, pues emplean estrategias de aprendizaje adecuadas y son conscientes de cómo les hacen mejorar. Además, pueden asociar sus buenos resultados a su esfuerzo y perseverancia, mientras que los que no los tienen lo pueden asociar a características fijas para no herir su autoestima.
Pero, ¿Qué es la mentalidad de crecimiento?
Carol Dweck, profesora de psicología de la Universidad de Stanford, desarrolló una teoría basada en un concepto dual: el crecimiento como lo opuesto a una mentalidad fija. En la actualidad, Carol se ha convertido en un referente mundial en educación gracias a sus ideas pioneras sobre motivación, personalidad y desarrollo.
En 2006 publicó el libro Mindset. La actitud del éxito, fruto de su investigación sobre cuál es el perfil de las personas que alcanzan el éxito en la vida. El libro se convirtió rápidamente en un bestseller mundial y fue un punto de partida para un cambio de mentalidad en educadores, formadores y entrenadores que ha transformado la vida de infinidad de personas: estudiantes, profesionales y deportistas. Según Dweck:
Cuando alguien tiene una mentalidad fija cree que sus habilidades básicas, incluso su inteligencia, son cuestiones inamovibles, que tienen un límite y ya está, que algunos tienen suerte y otros no, y que no se puede cambiar; pero cuando alguien tiene mentalidad de crecimiento, cree que incluso sus habilidades más básicas se pueden mejorar.
Sus investigaciones son de gran interés para padres y profesores porque son una fuente a la que acudir si se quiere educar a los hijos y a los estudiantes con una mentalidad de crecimiento.
Dos mentalidades, un solo reto
Las personas no tenemos en exclusiva una de las dos mentalidades, sino las dos, pero con cierta prevalencia de una sobre la otra. El reto es conocerse bien y decidir si se quiere seguir un proceso activo que nos lleve a lograr un cambio efectivo o mantenerse estancado. Cada cual tiene que ser consciente de cómo percibe las dificultades que suelen tener las situaciones ordinarias de la vida, cómo es su motivación ante los desafíos, qué importancia da al esfuerzo como acción necesaria para lograr los objetivos, o qué herramientas y estrategias utiliza cuando aprende algo nuevo, por poner algunos ejemplos.
El reto es conocerse bien y decidir si se quiere seguir un proceso activo que nos lleve a lograr un cambio efectivo o mantenerse estancado.
El miedo a fracasar, a equivocarse, nos puede llevar a no avanzar, a un cierto bloqueo y a abandonar la lucha por conseguir un hito determinado. Muchas veces, esta situación es fruto de la manera como hemos sido educados. En el caso de los estudiantes se ve muy claro: cuando los profesores dan más importancia a los productos finales que a los procesos de aprendizaje o cuando penalizan los errores, lo que hacen es incentivar mentalidades fijas. Todos estamos de acuerdo -Dweck se ha referido a ello en muchas ocasiones- que sacar buenas notas es un hecho positivo y loable. Aun así, convertir las calificaciones en la prioridad, en lo más importante, es enviar el mensaje que todo lo que se ha tenido que hacer para obtener esta nota es de segunda categoría.
Actitudes y aptitudes
Hay personas que consideramos muy inteligentes o que incluso tienen unas puntuaciones muy elevadas en los clásicos test para medir el cociente intelectual, pero que obtienen los mismos resultados que otras personas con menos capacidades a la hora de lograr un objetivo o adquirir una nueva habilidad. Una de las posibles causas es el hecho de tener una actitud más predispuesta a aprender, una mejor motivación y un enfoque hacia el éxito. Cuando nos encontramos con esto estamos ante una cuestión de mentalidad. Es compatible, pues, ser listo y tener una mentalidad fija; es decir, pensar que aquello que se tiene de manera innata ya no le hace falta nada más, que no se puede modificar y, por lo tanto, no hay que hacer ningún esfuerzo extra.
Con el paso del tiempo, la influencia que tiene en nosotros una mentalidad u otra depende del enfoque que damos a los desafíos propios de nuestras particulares circunstancias.
Cuando la mentalidad fija nos determina a creer ‘no lo puede hacer’, la mentalidad de crecimiento añade un ‘todavía no’. De esta manera se convierte en un ‘no puedo hacerlo todavía’. (Grané, J., Forés, A., 2020).
Carol Dweck llegó a la conclusión de que esta mentalidad influye de manera determinante en el desarrollo de nuestro potencial. En este punto, interesa recordar la importancia que tiene considerar la posibilidad real de lograr un hito. No es una determinada manera de actuar lo que hay que cambiar, sino tener el convencimiento de que la mejora es posible si nos lo proponemos y aplicamos las estrategias oportunas.
Se debe tener el convencimiento de que la mejora es posible si nos lo proponemos y aplicamos las estrategias oportunas.
Profesores y padres con mentalidad de crecimiento
Una escuela en la que la dirección y el profesorado tenga mayoritariamente una mentalidad fija educará a sus alumnos en los comportamientos característicos de esta mentalidad. Pasa lo mismo en cada una de las familias.
Para poder educar en la mentalidad de crecimiento tenemos que impregnar la comunidad educativa con el lenguaje de la mentalidad de crecimiento. Palabras como esfuerzo, reto, perseverancia, aprender, desafío, error bueno, fracaso útil, ensayo y mejora, persistencia, proceso, cambio, determinación, crecimiento, retroalimentación positiva, resiliencia, tienen que ser palabras cotidianas en nuestras escuelas. (Grané, J., Forés, A., 2020).
Una escuela, un docente, una familia, que se proponga educar con mentalidad de crecimiento se debería plantear actuaciones o comportamientos como los siguientes:
- Proponer retos que ayuden a crecer como persona
- Entender el error como parte natural del aprendizaje
- Valorar el proceso para realizar una tarea más importante que el producto final
- Creer que se aprende mejor si se emplean las estrategias adecuadas
- Favorecer el trabajo colaborativo y el pensamiento crítico
- Considerar que los problemas tienen diferentes soluciones
- Promover la crítica constructiva y el feedback positivo
- Evitar poner adjetivos y etiquetas a las personas
- Felicitar los progresos y celebrar los éxitos
Carol recibe continuamente testimonios, uno muy ilustrativo es el de Mary Williams “Siempre he tenido problemas con mi confianza. Mis entrenadores siempre me piden que crea en mí misma al 100%. Me han dicho que no deje que ninguna duda entre en mi mente y que piense que soy mejor que todos los demás. No podía hacerlo porque siempre soy muy consciente de mis defectos y de los errores que cometo en cada competición. Intentar pensar que era perfecta fue incluso peor. Entonces leí su trabajo y la importancia que tiene concentrarse en aprender y mejorar. ¡Mis defectos son factores sobre los que puedo trabajar! Ahora no parecen tan importantes los errores.”
Y es que la mentalidad de crecimiento se basa en la manera como cada uno se ve a sí mismo y cómo transforma sus capacidades y habilidades en un objetivo permanente de mejora y de aprendizaje continuo.
Referencias
OECD (2021): PISA in Focus 2021/112 (Abril). [Consulta: 2021/12/09] https://www.educacionyfp.gob.es/inee/publicaciones/publicaciones-periodicas/pisa-in-focus/2021.html
Dweck, Carol S. (2017). Mindset. La actitud del éxito. Editorial Sirio.
https://aprendemosjuntos.elpais.com/ca/especial/la-mentalidad-que-puede-cambiar-la-vida-de-un-nino-carol-dweck/v/es-important-que-els-nostres-fills-aprenguin-amb-mentalitat-de-creixement [Consulta: 2021/11/30]
Grané, J., Forés, A. (2020). Hagamos que sus vidas sean extraordinarias. 12 acciones para generar resiliencia desde la educación. Barcelona: Octaedro editorial.
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