Andy Hargreaves es profesor visitante en la Universidad de Ottawa, Canadá, y profesor de investigación en Boston College, Estados Unidos. Es miembro electo de la Academia Nacional de Educación de Estados Unidos y cofundador y presidente de la ARC Education Collaboratory. Ha publicado más de 30 libros y cuenta con ocho premios Outstanding Writing Awards. Ha sido galardonado en Canadá, Estados Unidos y Reino Unido por sus servicios a la educación pública y la investigación educativa. Su publicación más reciente es “Leadership from the Middle: The Beating Heart of Educational Transformation” (2023, Routledge).

Más importante que nuestro éxito como seres humanos es nuestra salud

Sentirse bien te permite aprender y aprender bien te hace sentir bien

¿Qué relación existe entre bienestar y satisfacción vital? ¿Habría que priorizar el rendimiento ante el bienestar de los alumnos o al contrario? ¿Qué soluciones propone?

Los Países Bajos e Irlanda parecen ser capaces de ayudar a los niños a tener éxito y también a estar física, mental y emocionalmente sanos. En cierto modo, estos aspectos son una característica tanto de la sociedad como de las escuelas. A veces estas cosas van juntas, pero a menudo no. Sabemos, por ejemplo, que, a mayor desigualdad en una sociedad, peor se siente la gente.

También existen países con alto rendimiento, pero bajo bienestar. Muchos se encuentran en Asia o en Asia Oriental. Para ellos tener éxito no siempre significa ser feliz. Hay quien dice que estas medidas del bienestar tienen un sesgo cultural. Entre este grupo de países, que van bien en rendimiento, pero mal en bienestar, se encuentra también Inglaterra. ¿Por qué? La respuesta principal es que tiene ese enfoque increíblemente competitivo de los exámenes y las pruebas en todas las escuelas.

A mayor desigualdad en una sociedad, peor se siente la gente

¿Cómo definiría educar para el “bienestar” de una persona y qué aspectos deberían atenderse desde la escuela?

A partir de la década de 1980, los psicólogos en Estados Unidos empezaron a desarrollar una nueva línea de trabajo llamada psicología positiva, que aborda el hecho de que no debemos esperar a que la sociedad cambie, que los individuos mejoren. Podemos ayudar a mejorar la vida de las personas a través de cómo afrontan su propia vida. A través de la psicología positiva, podemos formarlos para que sean más optimistas y tengan una mentalidad de crecimiento, para que autorregulen su comportamiento cuando se descontrolen.

El aprendizaje social y emocional es útil, pero no es la única respuesta. Nada tiene que ver con el bienestar físico. Todo el mundo prefiere la solución a que los niños se espabilen solos con un poco de ayuda, en lugar de arreglar las escuelas y arreglar la sociedad.

Si queremos andar hacia un bienestar universal, ¿cuál sería el principal papel del docente y cuál debería ser su formación prioritaria?

Lo significativo para el bienestar universal es que cada profesor piense que el bienestar de sus alumnos es una de sus prioridades. El segundo depende de las relaciones. Hay que prestar atención a tres tipos de relaciones: 1) Las relaciones de los niños entre sí. 2) También deben aprender a relacionarse con el profesor, con los adultos de la escuela y con todas aquellas personas que utilizan los lugares comunes. Y 3) Empezar a deshacerse de las cosas malas. Piensa en tus evaluaciones para que no clasifiquen a los alumnos ni los castiguen si lo hacen mal. Por el contrario, mejor que les des retroalimentación para que puedan mejorar el aprendizaje y desarrollar confianza con el tiempo.

Cada profesor debe considerar el bienestar de sus alumnos como una prioridad suya

Ideas clave de la entrevista con Andy Hargreaves