5 February 2021
Hay que dar un paso más y apostar por una verdadera transformación educativa
Por Jordi Viladrosa
La pandemia de la Covid-19 ha trastornado muchos aspectos de nuestro mundo y la manera como lo entendemos. Algunos movimientos innovadores se dan cuenta ahora de que todavía hay que dar un paso más y apostar por una verdadera transformación educativa. La relectura de este libro publicado inicialmente en 2008 nos hace caer en la cuenta que a veces algunas apuestas de futuro llevan demasiado tiempo en una especie de letargo del que conviene despertar. Pensamos que este es el caso de esta obra que nos sugiere un plan de acción totalmente actual que es útil tanto para los estudiantes como para quienes ya se encuentran ejerciendo una profesión.
Howard Gardner es profesor de la cátedra de cognición y educación John H. & Elisabeth A. Hobbs en la Graduate School of Education de Harvard y director de la Harvard Project Zero. Se le suele reconocer por su teoría de las Inteligencias Múltiples y es autor de una gran cantidad de obras entre las cuales destacamos títulos como Mentes flexibles, Mentes creativas, Mentes líderes, entre otros.
El reconocido psicólogo aborda desde diferentes perspectivas la descripción de lo que él denomina las cinco mentes que hay que cultivar durante toda la vida para hacer frente a todo aquello que es previsible y a aquello otro que no lo es. Este es su objetivo. Las cinco mentes son: la mente disciplinada, la mente sintética, la mente creativa, la mente respetuosa y la mente ética. Los argumentos clave de su propuesta son:
- Sin el dominio de una o más disciplinas no se puede funcionar bien en un trabajo exigente.
- Si no se tiene capacidad de síntesis, no se puede discernir qué información es relevante.
- Quienes no tengan capacidad creativa serán sustituidos por ordenadores.
- Merecerán respeto quienes lo muestren a los otros.
- Sin individuos éticos no tendremos trabajadores y ciudadanos responsables.
Las tres primeras tratan de las formas cognitivas y las otras dos tienen que ver con la relación que tenemos con las otras personas.
Destacamos algunos aspectos de cada una de las cinco mentes.
La mente disciplinada
Disciplinas y materias son dos cosas diferentes. Las materias suelen centrarse en el estudio de hechos, datos, fórmulas y cifras. Una disciplina, en cambio, es una manera de ver el mundo. Gardner afirma que se consigue disciplinar la mente en cuatro pasos:
- Identificar los temas o conceptos clave, tanto los que son contenidos como los metodológicos.
- Dedicar un tiempo significativo al tema.
- Abordarlo de diferentes maneras. El autor relaciona este punto con la teoría de las Inteligencias Múltiples.
- Plantear situaciones que permitan demostrar a los estudiantes que han comprendido los conocimientos adquiridos porque los pueden utilizar en situaciones diversas.
El autor se aventura a afirmar que:
En el futuro, los individuos tendrán que aprender a sintetizar el conocimiento y a ampliarlo de nuevas maneras con las cuales todavía no están familiarizados. (p. 69)
En el futuro, los individuos tendrán que aprender a sintetizar el conocimiento y a ampliarlo de nuevas maneras con las cuales todavía no están familiarizados.
La mente sintética
Tenemos ante nosotros el reto de ir más allá del dominio de una disciplina académica y encontrar los criterios facilitadores de síntesis productivas. Los tipos de síntesis más conocidas son:
- Narraciones
- Taxonomías
- Conceptos complejos
- Reglas y aforismos
- Metáforas e imágenes
- Expresiones sin palabras
- Teorías
- Metateoría
Y sus componentes:
- Una meta (enunciado o noción)
- Un punto de partida
- La selección de la estrategia, el método y el enfoque
- Borradores y feedback
Gardner Considera que la forma de síntesis más ambiciosa se encuentra en el trabajo interdisciplinario a pesar de que, salvo los creativos, los adultos suelen poner barreras que lo dificultan.
Un desafío con que se encuentra el mundo educativo es hacer compatible una mente disciplinada que no pierda el potencial de pensamiento sintético y, naturalmente, que le dedique la atención que requiere. Un estilo de enseñanza como el que se denomina metaconocimiento puede ser el camino a seguir.
A criterio del autor, el esfuerzo que habrá que hacer en el futuro será el cultivo de la mente interdisciplinaria a pesar de la fuerza que continúa teniendo el afán por la especialización.
La mente creativa
A pesar de que todo el mundo la desea, el caso es que las personas tendamos a ser conservadoras, lo cual implica leer bien la época en que vivimos porque el futuro es de las empresas innovadoras. La creatividad surge cuando confluyen tres elementos:
- El individuo
- Su ámbito cultural
- El campo social
No podemos hablar de creatividad si no se reconoce su aportación en un campo concreto y que lo haya modificado de alguna manera. Un creador no es exactamente un experto porque destaca por su temperamento, inquietudes y actitudes. Es más bien un inconformista.
Una vez más, el reto lo asume el sistema educativo: si bien la mente de un niño de 5 años se encuentra en un momento álgido de su capacidad creativa, mantener viva esta sensibilidad pasa por ofrecer opciones y alternativas a un mismo problema.
En los centros de trabajo también es difícil que emerja la creatividad si no forma parte de su esencia porque, de hecho, la mayoría opta por lo que se considera convencional. Gardner no toca en este punto la tendencia a mantenernos en la zona de confort, pero lo podemos intuir.
A pesar de que se tiende a considerar que la creatividad es individual, cada vez gana más terreno la que el autor denomina sabiduría de las multitudes con el ejemplo de la Wiquipedia como caso más conocido. La meta de un creador -afirma- es cambiar los límites, generar desequilibrio.
Un desafío con que se encuentra el mundo educativo es hacer compatible una mente disciplinada que no pierda el potencial de pensamiento sintético
La mente respetuosa
Es una característica propia de los humanos la tendencia a hacer grupos, a veces, antagónicos. Superar la rivalidad y progresar hacia el respeto mutuo tiene la educación como vía más útil, lo cual supone ir más allá de la simple tolerancia, que no es poco.
El autor se muestra partidario del concepto de respeto con la idea de aceptar las diferencias, que aprendamos a vivir con ellas y que valoremos quienes forman parte de otros grupos.
Una vez más Gardner piensa que son los educadores quienes más pueden aportar pero sin olvidar que las muestras de respeto se tienen que detectar en la vida cotidiana y en los puestos de trabajo. Siempre hay la posibilidad de encontrar puntos de coincidencia entre las personas que ven las cosas de manera diferente.
La mente ética
Tener un planteamiento ético se inicia en el hogar familiar y es más fácil si se ha crecido en un ambiente donde la norma es el trabajo bién hecho, en expresión de Gardner. Sea cual sea la formación de las personas, los individuos que se comportan como profesionales son un ejemplo de orientación ética en su trabajo. Este enfoque vale también para los ciudadanos que se comprometen a hacer mejor la comunidad en la que viven y a sentirse orgullosos.
De los estudios e investigaciones que cita el autor destaca la influencia que ejerce también el mundo adulto que rodea a los niños, los colegas de profesión o el grupo de iguales. Está claro que todo ello no genera consenso porque sí, puesto que ¿cuál es el criterio para considerar qué se puede considerar ético y que no? Todas las sociedades aceptan virtudes como la sinceridad, la integridad, la lealtad, la imparcialidad y la justicia y ninguna de ellas aprueba la falsedad, la falta de honradez, la deslealtad o la injusticia.
Como ha sido habitual en esta obra, el autor considera que son los educadores quienes más pueden hacer para configurar una mente ética en sus estudiantes y lo tienen que hacer yendo más allá del logro de la excelencia académica. Cuando los alumnos entienden por qué están aprendiendo lo que se les enseña y cómo pueden utilizarlo es mucho más probable que encuentren un sentido ético en aquello que están haciendo.
Llegados a este punto, el autor considera que no hay una separación insalvable entre el respeto y la ética: no parece posible que alguien que es ético no respete a los demás, concluye.
A modo de conclusión
- La mente disciplinada usa las maneras de proceder de las diferentes disciplinas académicas, profesiones y artes.
- La mente sintética sabe seleccionar la información pertinente y la sabe exponer.
- La mente creativa plantea nuevas preguntas y propone nuevas soluciones a los retos que se planteen.
- La mente respetuosa entiende y trabaja bien con los que son diferentes.
- La mente ética hace que las personas sean buenos ciudadanos y buenos profesionales.
Encontramos ejemplos de las cinco mentes tanto en el ámbito educativo formal como en el profesional; tienen un periodo óptimo de desarrollo y hay que identificar pseudoformas que nos pueden llevar a dar por buenas prácticas que no lo son.
Llevar a la práctica el cultivo de estas cinco mentes cuenta con resistencias y obstáculos entre los cuales el autor identifica las siguientes: conservadurismo, capricho pasajero, riesgos ocultos e impotencia.
El autor considera que las cinco mentes tienen que ser trabajadas en las escuelas, por las familias y en los lugares de trabajo. Según él, de ello depende el futuro de nuestra especie.
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