Libros de texto en el aula: entre la tradición y la innovación en la era digital

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14 June 2024

El uso de un libro de texto es o no una buena opción en función de los criterios pedagógicos de cada centro educativo

por Andreu Arbó y Jordi Viladrosa

En el panorama educativo actual, la cuestión del uso de los libros de texto en el aula se presenta como un complejo y controvertido debate. Nos encontramos desde quienes defienden su estructuración curricular y su función como fuente de información fiable, hasta los detractores que critican su rigidez y limitación de la creatividad docente. Encontrar el equilibrio entre tradición e innovación se convierte en un reto.

Los libros de texto, sin duda alguna, han sido un pilar fundamental en la enseñanza durante décadas. Su estructura curricular clara y secuencial facilita la planificación docente y garantiza un progreso uniforme en la adquisición de conocimientos. Además, ofrecen una fuente de información fiable y suficientemente actualizada, revisada por expertos en la materia, lo que hace que se asegure la calidad de los contenidos a los que acceden los alumnos. Esto es especialmente importante en materias en las que los conocimientos son técnicos o complejos.

Su estructura curricular clara y secuencial garantiza un progreso uniforme en la adquisición de conocimientos

Esta revisión, por parte de especialistas de una editorial, elimina el posible sesgo de los materiales creados por docentes aislados, que pese a producir contenido más contextualizado y cercano al alumnado, son una creación que no incorpora necesariamente un punto de vista heterogéneo del currículum. Este hecho podría comportar un sesgo de confirmación: el docente crea material con la realidad cercana que él vive, pero tiene el peligro de hacer una interpretación del currículo que bebe de unas fuentes determinadas que condicionan, de alguna manera, su objetividad y el equilibrio necesarios.

Sin embargo, el contexto educativo actual ha evolucionado considerablemente. El auge de las tecnologías digitales para el acceso a una gran variedad de fuentes de información en línea y la implementación de la inteligencia artificial como herramienta didáctica han abierto nuevas posibilidades para el aprendizaje, facilitan que se cuestione su relevancia y ha hecho surgir críticas legítimas del uso de los libros de texto.

La inteligencia artificial como herramienta didáctica ha abierto nuevas posibilidades para el aprendizaje

Seguramente, la mayoría de los docentes estarán de acuerdo en que el libro de texto no puede ser “la” herramienta didáctica de una materia o saber, sino que debe ser “una” de las múltiples herramientas didácticas de las que un docente hace uso para ayudar a su alumnado a alcanzar los objetivos de aprendizaje. De hecho, compartimos la afirmación de Jaume Sarramona: “Como casi en todas las cuestiones pedagógicas, es necesario buscar lo que más conviene a los educandos”.

El libro de texto debe ser “una” de las herramientas didácticas  para ayudar al alumnado a alcanzar el aprendizaje

Voces discrepantes en el uso de los libros de texto

Uno de los argumentos más relevantes en contra del uso de los libros de texto es su limitación potencial de la creatividad y la flexibilidad docente. La dependencia del libro, que puede llegar al extremo de ser un recurso didáctico exclusivo, puede cohibir la capacidad de los profesores para adaptar sus unidades didácticas o situaciones de aprendizaje a las necesidades e intereses específicos de sus alumnos, frenando la implementación de metodologías más innovadoras y personalizadas.

De acuerdo con Jean-Jacques Rousseau, que desestimaba los libros, ya que, a su juicio, eran instrumentos de opresión para los niños, les privaba de su creatividad y les inculcaba la realidad subjetiva del autor de los textos, “la lectura, que agobia la memoria en lugar de ilustrar la comprensión, no es otra cosa que un ejercicio de vanidad y orgullo.” [Jean-Jacques Rousseau – “Emilio, o De la educación” (1762)].

Los detractores de los libros de texto también afirman que la rigidez que les es inherente puede dificultar la constante actualización de los contenidos (la impresión y distribución de los libros puede ser un proceso lento y caro), especialmente en áreas de conocimiento en constante evolución. Esto puede suponer un desfase entre los aprendizajes de los alumnos y los últimos avances en su campo de estudio, el nuevo currículum u otras herramientas más eficientes.

En este contexto, la integración de recursos digitales, plataformas de aprendizaje en línea o la nueva inteligencia artificial emergen como unas herramientas complementarias prometedoras. La flexibilidad de estos métodos permite actualizar los contenidos de forma constante, adaptarlos a las necesidades individuales de cada alumno y fomentar un aprendizaje más activo y participativo.

La integración de recursos digitales o la IA emergen como unas herramientas complementarias prometedoras

Opciones

El debate sobre los libros de texto en el aula no tiene una respuesta única y definitiva. La clave reside en encontrar un equilibrio entre la tradición y la innovación, aprovechando los puntos fuertes de los libros de texto como estructura curricular y fuente de información fiable. También deberán ser exploradas las posibilidades que ofrecen las tecnologías digitales, el material manipulable, el aprendizaje basado en problemas (ABP) o el aprendizaje basado en investigación (ABR), la gamificación o ludificación, la clase inversa (Flipped Learning), etc., para un aprendizaje más personalizado, dinámico y crítico.

La clave de los libros de texto reside en encontrar un equilibrio entre la tradición y la innovación

En definitiva, la decisión de utilizar libros de texto debe depender de las características específicas de cada contexto educativo, teniendo en cuenta las necesidades de los alumnos, la preparación de los docentes y los objetivos de aprendizaje que se persiguen. La clave no está en una eliminación radical de los libros de texto, sino en una redefinición de su uso dentro del proceso de enseñanza-aprendizaje. La integración inteligente de diversas herramientas didácticas, tanto tradicionales como digitales, puede ser la respuesta a una educación de calidad en la era digital. No se trata, pues, de una dicotomía entre tradición e innovación, sino de una anexión hábil de ambas, en la que los libros de texto y los recursos digitales convivan en armonía para enriquecer la experiencia de aprendizaje de los alumnos y prepararlos para un futuro incierto y en constante cambio.

Andreu Arbó es licenciado en matemáticas y Jordi Viladrosa es pedagogo. Ambos son profesores en la ESO y en el bachillerato.

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2024-10-22T12:50:20+00:00
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