El éxito de los aprendizajes depende en buena parte del feedback que se proporciona al alumno
La toma de decisiones: un punto clave en todo proceso evaluador
Me detengo en el capítulo tres del libro que hemos reseñado porque como afirma la misma autora en la evaluación, la parte esencial es la de la toma de decisiones. (p. 109) El profesorado puede acabar como obsesionado en acumular calificaciones que, en la mayor parte de las ocasiones, se simplificarán en un número entero que será el que alumnos y familias recibirán como feedback “útil” de todo el proceso de evaluación de los aprendizajes que se supone que se han asimilado. ¿Qué significado tiene haber obtenido un 7 o un 4 o un 10? ¿Comparado con qué? ¿Qué ha llevado a un docente a traducir un mes y medio de clases en un número entero? ¿Qué lo ha conducido a tomar esta decisión y qué valor tiene? Hay que reflexionar y hay que hacerlo antes de empezar todo el proceso de enseñanza y aprendizaje. Esta es la primera decisión. El cambio, la innovación, se abre camino cuando la pedagogía, la didáctica y la evaluación se interrelacionan de manera coordinada para que sirvan de ayuda, reflexión y regulación de la práctica educativa.
Me gusta especialmente la idea aportada en el libro que el alumno tiene que percibir que no se le está valorando a él, sino el trabajo que se está analizando. (p. 112) Llevado a la práctica, esto supone facilitar que el alumno sea autónomo mientras toma decisiones para avanzar (p. 113); lo cual conlleva practicar una autoevaluación (coevaluación o heteroevaluación) positiva, donde lo más importante no es compararse con los otros, sino cooperar con ellos sin competir. Esto tiene que ver también con la pérdida de tiempo que supone la práctica de las llamadas recuperaciones, que no dejan de ser muchas veces una segunda oportunidad en forma de examen.
A pesar de su dificultad, entrenar a los alumnos para que se ofrezcan entre ellos un feedback de calidad entre iguales es una buena práctica que resulta más gratificante cuando están acostumbrados a trabajar de manera cooperativa habitualmente. Un reto notable, en especial cuando no se sabe por qué tenemos tanta prisa y no nos damos cuenta de que la educación se tiene que cocer a fuego lento. La presión sobre los contenidos que trabajar (el famoso “temario”) nos hace caer en esta trampa demasiadas veces. Sin que consigamos superar esta fase, desarrollar competencias puede ser una quimera.
Naturalmente, tarde o temprano, el proceso de aprendizaje habrá que acabarlo (proyecto, reto, unidad didáctica, etcétera) y será totalmente pertinente certificar si se han logrado y hasta qué punto los objetivos previstos: es la toma de decisiones para calificar; es el momento de la evaluación sumativa. Insisto que lo más importante no es este momento sino todas las fases anteriores; es decir, cualquier instrumento de evaluación que se haya utilizado -también los exámenes tradicionales- pueden y deben ser utilizados de manera formadora (alumnado) y formativa (profesorado) tomando como referencia los objetivos de aprendizaje que se habrán definido oportunamente.
El cambio, la innovación, se abre camino cuando la pedagogía, la didáctica y la evaluación se interrelacionan de manera coordinada
Ideas clave
- Hace falta que planteemos la evaluación como un aprendizaje
- La evaluación entendida como aprendizaje tiene que ser gratificante
- El protagonista de la evaluación es el propio alumno
- Planificar un proceso de evaluación supone concretar:
La finalidad
Saber qué se evalúa
Los criterios de evaluación
Quién evalúa
Cuándo se evalúa
Qué instrumentos y estrategias se utilizarán
Cómo se comunicará todo ello a los diferentes actores
- La evaluación más productiva es la formadora y la formativa
- La autoevaluación comporta un sistema efectivo de autorregulación por parte de los alumnos
- Los datos que se recogen tienen que estar relacionadas con los objetivos de aprendizaje.
- Cada instrumento de evaluación tiene una utilidad
- Definir bien los criterios de evaluación es lo que hace posible un aprendizaje significativo
- Los contratos de evaluación y las rúbricas son unas herramientas útiles para el análisis de datos
- Cuando se realiza el feedback, hay que centrar los comentarios en la tarea y no en los alumnos
- El error forma parte del aprendizaje
- Hay que revisar con qué tipo de informes damos cuenta de cómo está yendo el proceso de aprendizaje
Referencias
Sanmartí, N. (2010). Avaluar per aprendre: l’avaluació per millorar els aprenentatges de l’alumnat en el marc del currículum per competències. Barcelona: Generalitat de Catalunya. Departament d’Ensenyament.
Sanmartí, N.; Mas, M. (2016). Les rúbriques per a una avaluació plantejada com a aprenentatge, Perspectiva Escolar, 390: 26-31.
Xarxa Competències Bàsiques XCB. (octubre 2019). Avaluar per aprendre: dues cares de la mateixa moneda? [Fitxer de vídeo]. Recuperat de https://youtu.be/_68FYmUUu5M
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