Educar en el pensamiento crítico para la transferencia

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15 December 2021

La tendencia actual es procurar el desarrollo del Pensamiento crítico como competencia transversal

Por Ana Moreno

A pesar de existir un amplio consenso en la necesidad de incluir el Pensamiento crítico en los currículos escolares y universitarios, no lo hay respecto a cómo hacerlo eficazmente para lograr la transferencia a todos los ámbitos de la vida de los estudiantes.

Los expertos que participaron en el Delphi de 1990 consensuaron la siguiente recomendación respecto a la presencia del PC en el currículum:

“El currículum escolar debe prestar especial atención al pensamiento crítico, y sus destrezas y disposiciones deberían ser objetivos de aprendizaje. Las disposiciones, y el hecho de justificar y evaluar razonamientos debería ser un aspecto integral del método docente en primaria y en secundaria. El pensamiento crítico se debería integrar en todas las áreas de conocimiento”.

Las disposiciones, y el hecho de justificar y evaluar razonamientos debería ser un aspecto integral del método docente en primaria y en secundaria

En cada nivel educativo debería establecerse un nivel mínimo de rendimiento en pensamiento crítico.

Otra de las propuestas más extendidas, sobre todo a nivel universitario, es la elaborada por Robert Ennis (2013) para los “college” estadounidenses. Algunas ideas clave de su aportación son:

  1. Importancia de educar para la transferencia a todos los ámbitos de la vida posterior a la etapa educativa. En este sentido, Ennis hace hincapié en la necesaria implicación de todo el profesorado y una visión de un pensamiento crítico neutro en referencia a las diferentes disciplinas. Lo que no significa que desde cada disciplina se contribuya de forma muy positiva al desarrollo de algún aspecto concreto del pensamiento crítico. Para Ennis, para que esto llegue a ocurrir se debe dedicar tiempo a enseñar para la transferencia a nuevos contextos asegurando que los conceptos, principios y criterios se hacen explícitos.
Se debe dedicar tiempo a enseñar para la transferencia a nuevos contextos asegurando que los conceptos, principios y criterios se hacen explícitos
  1. En referencia a las dos formas de integrar el pensamiento crítico de forma indirecta en la docencia de cualquier disciplina: “inmersión” o “infusión”. Para Ennis la “inmersión” fracasa en la transferencia a otras disciplinas y a la vida ordinaria, pues mientras algunos alumnos lo hacen, mucho no lo consiguen. Sin embargo, la “infusión”, al hacer explícitos los principios en juego es más efectiva en cuanto a la transferencia.
  2. Con el fin de fortalecer los principios del Pensamiento crítico, el método de “infusión” se debe complementar con algún curso de formación directa en que el contenido sean las propias destrezas sin un contenido específico.
  3. La “infusión” de pensamiento crítico en la enseñanza de una disciplina tiene un impacto positivo sobre el aprendizaje de los alumnos, aunque en un principio pueda parecer que compite con los contenidos propios de la materia quitándole tiempo y atención, su aplicación conlleva un mayor esfuerzo e implicación por parte del estudiante y éste acaba aprendiendo y reteniendo mejor sus contenidos específicos.
La “infusión”de pensamiento crítico tiene un impacto positivo porque conlleva un mayor esfuerzo e implicación por parte del estudiante
  1. Es vital tener un glosario que sirva de marco teórico común de los términos importantes para evitar ambigüedades y confusiones.
  2. Resulta imprescindible una buena coordinación entre todo el equipo docente que haga coherente la formación transversal de destrezas y disposiciones.

Por norma general, los sistemas educativos suelen integrar el Pensamiento crítico en los currículums escolares aplicando alguna o varias de las siguientes variantes:

  • Introducción transversal e indirecta en todo el currículum. En este caso, la aplicación del Pensamiento crítico se hace en todos los dominios de conocimiento a lo largo de todas las etapas educativas. Lo que permite no solo el desarrollo de la competencia sino una mayor comprensión de los contenidos y su aplicación competencial. Las dos versiones más extendidas son: a) hacerlo a modo de infusión del pensamiento en el aprendizaje de los contenidos (modo explícito) que supone detallar explícitamente las destrezas y disposiciones, convirtiéndolas en objetivos educativos evaluables; b) hacerlo a modo de inmersión del Pensamiento crítico en los objetivos educativos de cada dominio (modo implícito). En este último caso las destrezas y disposiciones no se evalúan, aunque se trabajan implícitamente. En este caso, es el docente el que debe procurar su desarrollo mientras enseña el contenido.
  • Introducción directa a través de un curso o disciplina especial.
  • Variantes mixtas que combinan varias opciones.

Antes de decidir por una u otra opción es necesario tener en cuenta que, a pesar de que inicialmente los programas de desarrollo del eran de instrucción directa y constituían una formación separada de los ámbitos de conocimiento curriculares. Muchos de estos programas se pusieron en marcha en EEUU y Canadá en el último cuarto del siglo XX, sin embargo, no dieron el resultado esperado. Los alumnos aprendían técnicas, pero no la competencia de pensar críticamente en los diversos ámbitos de su vida. En la actualidad esta práctica es mayoritariamente residual y la tendencia es procurar el desarrollo del Pensamiento crítico como competencia transversal a cualquier dominio de conocimiento. Y es que el Pensamiento crítico es una competencia y como tal para que su aprendizaje sea eficaz es importante que se haga de forma significativa, es decir aplicándola sobre conocimientos que ya tiene el aprendiz contextualizados a situaciones reales.

El Pensamiento crítico se debe aplicar sobre conocimientos que ya tiene el aprendiz contextualizados a situaciones reales

En algunos casos los currículums alcanzan un alto nivel de concreción, en otros únicamente dan unas líneas generales. En todos los casos es habitual que los centros educativos se apoyen en programas educativos enfocados hacia el desarrollo del pensamiento. Seguidamente se listan algunos de los más extendidos según Saiz (2018):

  1. TBL, “Thinking Based Learning” (Robert Swartz). Método para la infusión de destrezas de pensamiento crítico en el currículum (Swartz, 1994). Es la más homogénea y representativa del modelo explícito “infusión”.
  2. Filosofía para niños (Lipman). Es el más veterano y ambicioso. Está fundamentado en la teoría sobre “pensamiento superior” de Lipman que se basa en la interacción del pensamiento crítico y creativo. Partiendo de la filosofía como disciplina fundamental, aplica una enseñanza directa con un alto componente metacognitivo y el objetivo de desarrollar la capacidad reflexiva. Está formado por un currículum completo y sistemático de los 3 a los 18 años.
  3. Dialogical Thinking”. (Richard Paul). Se trata de un método directo fuera de los dominios de conocimiento, con una apuesta fuerte por la indagación y la metacognición. La Fundación del Pensamiento Crítico creada por Paul y Linda Elder, con su conferencia internacional anual sobre Pensamiento Crítico, se ha convertido en una referencia de la enseñanza del pensamiento crítico.
  4. Hábitos mentales. Este programa para el desarrollo de hábitos mentales creado por Arthur Costa y Bena Kallik, está orientado al desarrollo de una actitud positiva hacia el PC e incluye estrategias didácticas para el desarrollo y la evaluación de 16 hábitos mentales necesarios para resolver los problemas complejos propios del siglo XXI. (Costa y Kallik, 2008)
  5. Culturas de pensamiento, proyecto Zero. Orientado a crear entornos adecuados para hacer visible el pensamiento y favorecer el desarrollo de hábitos intelectuales en los alumnos.
  6. FRISCO (Robert Ennis). Este programa propone una guía general del pensamiento crítico: “Focus, Reasons, Inference, Situation, Clarity, Overview”, para la aplicación de destrezas de pensamiento. Al igual que los dos programas anteriores es un planteamiento directo y fuera de las disciplinas. Incluye el desarrollo de disposiciones de pensamiento crítico.
  7. CRRAR (“Center for Research in Reasoning, Argumentation & Rhetoric”). Desarrollada en la Universidad de Windsor, Canadá, por Govier, Johnson, Blair y Walton. Trabaja en una línea argumentativa con el objetivo de desarrollar unas habilidades de razonamiento necesarias pensar críticamente. Se centra en la argumentación y considera el pensamiento en acción poco relevante para el desarrollo del Pensamiento crítico.
  8. Métodos basados en Halpern. Enfoque seguido por numerosos programas basados en las directrices de Diane F. Halpern para el desarrollo del pensamiento crítico. Se trata de una enseñanza con las siguientes características: 1) destrezas identificables y definibles; 2) Estrategias específicas; 3) metacognitivo; 4) atender a las disposiciones; 5) incluir suficientes prácticas interdominio para favorecer la transferencia.

Referencias

Moreno, A. (2021). “El pensamiento crítico y la creatividad. Dos aprendizajes clave para la sociedad del conocimiento en la era de la innovación”. Informe Delphi de expertos.
https://impulseducacio.org/es/el-pensamiento-critico-y-la-creatividad-dos-aprendizajes-clave-para-la-sociedad-del-conocimiento-en-la-era-de-la-innovacion/

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