Educación global para mejorar el mundo

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17 January 2022

Qué es y por qué es importante la competencia global

Por Jordi Viladrosa i Clua

Fernando Reimers es profesor de Práctica de la Educación Internacional en la Escuela de Postgrado en Educación de la Universidad de Harvard, donde dirige el Programa Internacional de Políticas Educativas y la Iniciativa Global de Innovación Educativa. Ha escrito y/o editado 35 libros académicos cuyo foco es impulsar la comprensión de cómo empoderar a los jóvenes para construir un mundo más inclusivo y sostenible. Es también miembro de la Comisión sobre los Futuros de la Educación de la Unesco.

En este libro Reimers procura juntar el conocimiento académico con el práctico como resultado de la fusión del estudio comparado de los cambios a gran escala, las reformas educativas llevadas a cabo en ocho países y el marco teórico sobre la educación global gracias a la correspondiente búsqueda. Presenta un modelo teórico multidimensional de la educación global con el objetivo de dar orientaciones de cómo educar a los alumnos con una mentalidad global.

El libro Educación global para mejorar el mundo tiene un propósito principal: la colaboración entre el conocimiento académico y la práctica para mejorar la educación de ciudadanos globales. El autor plantea cinco perspectivas que permiten abarcar la educación global: cultural, psicológica, profesional, institucional y política. Reimers pretende ser útil tanto para los académicos que estudian la educación global y el cambio educativo como para los profesionales a los que proporciona una base teórica multidimensional.

El autor plantea cinco perspectivas que permiten abarcar la educación global: cultural, psicológica, profesional, institucional y política

Qué es y por qué es importante la educación global

La creciente globalización que vive nuestro mundo y su impacto en la sociedad, economía y estilos de vida es la principal causa del aumento de interés para la promoción de la competencia global como objetivo de aprendizaje. Tal como se comenta en el Marco de competencia global (PISA 2018),

Los jóvenes de hoy en día no solo deben aprender a participar en un mundo más interconectado, sino también apreciar y beneficiarse de las diferencias culturales. Desarrollar una perspectiva global e intercultural es un proceso –un proceso permanente- al que la educación puede dar forma.

El informe Global competency for an inclusive world (OCDE 2018) define competencia global como: la capacidad de analizar cuestiones locales, globales e interculturales, para comprender y apreciar las perspectivas y visiones del mundo de los demás, para participar en interacciones abiertas, apropiadas y eficaces con personas de otras culturas, y a actuar para el bienestar colectivo y el desarrollo sostenible y lo considera un aprendizaje multidimensional y permanente que los centros escolares deberían ofrecer a todos los jóvenes.

La competencia global es un aprendizaje multidimensional y permanente que los centros escolares deberían ofrecer a todos los jóvenes

Esta definición incluye cuatro dimensiones que las personas necesitan para vivir en plenitud en un mundo global: 1. la capacidad para analizar problemas y situaciones de importancia local, global y cultural (pobreza, interdependencia económica, migración, desigualdad, riesgos ambientales, conflictos, diferencias culturales o estereotipos); 2. la capacidad para comprender y apreciar perspectivas y visiones del mundo diferentes; 3. la capacidad de establecer interacciones positivas con personas de diferentes contextos nacionales, étnicos, religiosos, sociales o culturales, o de distinto sexo; 4. la capacidad y disposición para adoptar medidas constructivas hacia el desarrollo sostenible y el bienestar colectivo. Todas ellas son interdependientes y se superponen. Así, cuando estudiantes de contextos culturales diferentes trabajan juntos en un proyecto escolar común, deben: 1. analizar sus diferencias culturales para conocerse mejor; 2. comprender las diferentes perspectivas del proyecto; 3. interactuar abiertamente y resolver posibles conflictos; 4. reconocer lo que aprenden unos de otros para mejorar en las relaciones sociales.

Tanto la educación intercultural, la educación para el desarrollo sostenible o la educación para la ciudadanía global son modelos de educación global. Todos ellos comparten un objetivo común para fomentar la comprensión del mundo por parte de los alumnos y capacitarlos para expresar sus puntos de vista y participar en la sociedad. Es a partir de la generalización del enfoque basado en competencias que hablamos de la competencia democrática o la competencia global.

El objetivo de las dimensiones es fomentar la comprensión del mundo por parte de los alumnos y capacitarlos para expresar sus puntos de vista y participar en la sociedad

De la educación global a la competencia global: un poco de historia

La educación global tiene su propia historia. Instituciones y organismos diversos han ido realizando sus aportaciones a lo largo de los siglos: desde un proyecto cosmopolita como fue la Ilustración (siglo XVIII), pasando por la inclusión del derecho a la educación en la Declaración Universal de Derechos Humanos (1948), hasta los diversos hitos en la historia de la Unesco: En 1973: informe Aprender a ser encargado a Edgar Faure en el que se planteaba la necesidad de que los estudiantes siguieran aprendiendo toda la vida; en 1974: Recomendación sobre la educación para la comprensión, la cooperación y la paz internacionales y la educación relativa a los derechos humanos y las libertades fundamentales; 1996: el Informe Delors, que propuso una visión integrada de la educación a través de cuatro objetivos para la educación: aprender a conocer, a hacer, a ser y a vivir juntos.

Es precisamente en el objetivo del Informe Delors de “aprender a vivir juntos” que se van adoptando perspectivas cosmopolitas para la educación global. En 1997, la OCDE impulsó el Proyecto DeSeCo (Definición y Selección de Competencias) que identificó las competencias clave y los objetivos generales de los sistemas educativos y el aprendizaje permanente. A esta iniciativa hay que sumar el Programa de Evaluación Internacional de Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) de la OCDE.

A partir de los años 90, en los EUA y en otros países se hicieron estudios para definir las competencias clave para el siglo XXI y en un informe reciente del Foro Económico Mundial (2020) se describen ocho características de la enseñanza de alta calidad entre las que se encuentran en primer lugar las competencias de la ciudadanía global. Uno de los objetivos de los ODS4 (Objetivos de Desarrollo Sostenible), sobre educación, se centra específicamente en la educación para la ciudadanía global.

Fernando Reimers dirige la Iniciativa Global para la Innovación de la Educación en la Universidad de Harvard y su objetivo es aprender de los esfuerzos de los gobiernos de distintos países para reformar su sistema educativo, con el compromiso de mejorar el bienestar y la inclusión en todo el mundo. Según el Foro Económico Mundial (2020), los diversos riesgos que existen a nivel mundial son: ambientales, económicos, geopolíticos, sociales y tecnológicos que interactúan entre sí y amplían sus efectos. La Asamblea General de Naciones Unidas adoptó en 2015 el pacto de 17 objetivos que articulan las condiciones para un mundo inclusivo y sostenible. Son los ODS cuyo objetivo 4, centrado en una educación de calidad para todos, incluye un propósito dirigido hacia la educación para la ciudadanía global y que refleja las opiniones cosmopolitas procedentes de la Ilustración. Son unos objetivos que, afirma Reimers, pueden servir de base para el desarrollo del currículo.

Hacer actividades de educación global cambia positivamente la actitud de los alumnos

Como sabemos, PISA examina la capacidad de los estudiantes de 15 años de más de 70 países para poner en práctica sus habilidades y conocimientos en diferentes circunstancias de la vida. El estudio PISA 2018 preguntó a los estudiantes sobre diez actividades de aprendizaje relacionadas con la competencia global. En esta convocatoria destaca que el 76% de los estudiantes en los países de la OCDE indicaron que realizaron la actividad “aprender sobre diferentes culturas” en su centro educativo; “aprender a resolver conflictos con compañeros de clase”, el 64%; y “aprender que las personas de otras culturas pueden tener perspectivas diferentes sobre algunas cuestiones”, el 62%.

La cantidad de actividades de educación global que hace un alumno están relacionadas con su actividad positiva en la competencia global

Otro aspecto que nos proporciona este informe es que las actitudes y disposiciones de los estudiantes son positivas y están asociadas con el número de actividades de aprendizaje de competencia global que hacen en su centro educativo. Sea como fuere, se encuentran diferencias en el acceso a oportunidades de aprendizaje globales e interculturales en el centro educativo entre chicos y chicas, y entre estudiantes con un buen nivel socioeconómico y estudiantes desfavorecidos.

Los resultados de PISA 2018 muestran que hay temáticas relacionadas con la competencia global que ya suelen estar incluidas en el currículo escolar. El cambio climático y el calentamiento global son los más destacados. Sin embargo, el aspecto menos común fue la salud mundial, como las epidemias. Una de las conclusiones del informe es que no es suficiente plantear actividades esporádicas cuando, para un aprendizaje eficaz, es necesario un enfoque sistemático. Por otro lado, es importante garantizar un acceso equitativo a estas oportunidades de aprendizaje. (OECD 2020 PISA in Focus 2020/109 (Octubre)

Modelo de Reimers para una educación global eficaz

Como hemos visto en los resultados de PISA, para conseguir un cambio educativo sostenible es importante garantizar un enfoque sistémico. Si han fracasado algunos intentos de incorporar la educación global en el currículo, afirma el autor, ha sido por falta de pautas de aplicación suficientemente consistentes. Y también por estar basadas en cimientos parciales y fragmentados. Reimers, como decíamos al principio, propone un modelo integral que incluye cinco perspectivas que deben darse simultáneamente.

  1. La perspectiva cultural

    Tiene que ver con la necesidad de tener una visión de conjunto, que las escuelas y la sociedad están relacionadas. Esta perspectiva valora el concepto que tenemos de la educación y el papel que deben tener las escuelas y el profesorado. El siguiente aspecto que se relaciona es el enfoque que se da en el currículo en cuanto a los valores que se desarrollan; por ejemplo, si nos preocupamos más por los conocimientos o por las habilidades, o si se opta por un modelo transmisor o transformacional, entre otros. También tiene que ver el valor que la sociedad otorga al profesorado y si tiene mayor o menor confianza porque de ello dependerá el grado de éxito en la implantación de un programa de educación de ciudadanos globales.

  2. La perspectiva psicológica

    Diseñar un currículo que contemple la educación global debe tener en cuenta la teoría del aprendizaje y de la enseñanza y las evidencias conseguidas a través de las sucesivas investigaciones que se llevan a cabo. La falta de propuestas pedagógicas en este campo podría también ser la consecuencia de la falta de consenso a la hora de definir el concepto de competencia global. Reimers apuesta por la implicación de los docentes en el diseño de un proceso de educación global entendido como un aprendizaje transversal y no como una alternativa a las asignaturas estipuladas porque este enfoque ayuda a diluir las opiniones preconcebidas del profesorado y a entender que la colaboración interdisciplinar es imprescindible.

    La implementación de un programa de calidad en educación global sólo es posible si contamos con docentes con suficiente experiencia y formación. Esto implica lo importante que es el reto de la capacitación del profesorado a la hora de adquirir los conocimientos y las habilidades para la educación global y su desarrollo profesional docente.

    Nos parece interesante el Protocolo para desarrollar una visión compartida de la educación global y crear un prototipo de currículo basado en los ODS (Reimers et al, 2017), que sintetizamos a continuación:

    1. Establecer un equipo de liderazgo
    2. Desarrollar una visión a largo plazo
    3. Implementar un marco de conocimientos, habilidades y disposiciones
    4. Auditar el currículo existente
    5. Diseñar un prototipo integrado en el currículo existente
    6. Comunicar la visión, el marco y el prototipo
    7. Revisar el prototipo y prever un plan de implementación
    8. Identificar los recursos necesarios
    9. Elaborar un marco para supervisar su aplicación
    10. Planificar una estrategia de comunicación
    11. Implementar una estrategia de desarrollo profesional
    12. Ejecutar el prototipo
    13. Evaluar su ejecución

    Es importante recalcar, que facilitar que el profesorado se involucre en el diseño del currículo para “mejorar el mundo” consigue conectar con esta poderosa motivación intrínseca de muchos docentes (p. 99)

Diseñar un currículo que contemple la educación global debe tener en cuenta la teoría del aprendizaje y las evidencias conseguidas de las investigaciones 

3. La perspectiva profesional

Contempla tener en cuenta la práctica del aprendizaje guiado por el conocimiento experto y especializado, de acuerdo a unas funciones estructuradas de los profesionales de la enseñanza. Esta perspectiva considera la carrera docente, la formación inicial y permanente del profesorado y su acreditación como elementos importantes que no pueden obviarse. También son fundamentales elementos como la autonomía en el ejercicio de la profesión, la investigación, la evaluación y los recursos didácticos.

4. La perspectiva institucional

No cabe duda de que, en un marco institucional, los distintos elementos que configuran el sistema educativo: normas, estructuras, currículum, evaluaciones, organización escolar, etc. deben estar alineados, ya que la educación es un proceso orientado a objetivos. Es imprescindible, pues, establecer criterios e indicadores que muestren si se alcanzan o no y hasta qué punto.

El currículo debe procurar una oferta básica y otra personalizada para que todos los estudiantes adquieran unos conocimientos mínimos y comunes. Pero los datos disponibles gracias a estudios e informes de la UNESCO (2017), entre otros, indican que sin un soporte determinante por parte de las organizaciones, la educación global no logra hacerse un espacio eficaz en los planes de estudios de los países. Este aspecto comporta aplicar pedagogías basadas en la evidencia científica sobre cómo apoyar un aprendizaje más profundo y las aptitudes del siglo XXI.

La organización escolar es otro de los elementos clave que condiciona el papel de los profesores a la hora de realizar programas que tengan en cuenta las competencias de la ciudadanía global con el reto de que se trate de actividades dirigidas a todos los estudiantes; es decir, el reto de una visión inclusiva de la educación global. Sin embargo, un currículo que fomente la educación global cambiará poco el núcleo del aprendizaje sin un desarrollo profesional adecuado y sin un sistema de evaluación del alumnado basado en estas aptitudes.

5. La perspectiva política

No se puede olvidar que la educación afecta a los intereses de diferentes grupos: alumnos, padres, profesores, administradores, empresas, sindicatos… y dentro de sí mismos con lo que es inevitable el conflicto de intereses que, en ocasiones, una reforma puede minimizar en función de la posición de los grupos afectados y de su capacidad de negociación y alcanzar consensos. Una teoría útil debe tener en cuenta esa visión multidimensional del cambio en el ámbito educativo que proporciona una visión más profunda y una comprensión más amplia.

El diseño de currículo de Reimers

Los principios pedagógicos que guiaron el diseño de currículo que presenta Reimers son: definir objetivos claros para el conocimiento, las actitudes y la acción y centrarse en unidades interdisciplinarias que se ajustarán a los temas coherentes de cada grado, así como dotarlos de un alcance y secuenciación dentro del conjunto del currículo. Otro aspecto es el fomento de la personalización y la opción por metodologías basadas en proyectos, el “pensamiento de diseño” (design thinking) y la implicación de docentes y alumnos con los padres de familia. (p. 69-70)

Las competencias que se definen abarcan:

  1. Competencia intercultural
    1. Habilidades interpersonales
    2. Habilidades intrapersonales
  2. Orientación ética
  3. Conocimientos y habilidades
    1. Cultura, religión, historia y geografía
    2. Política y gobierno
    3. Economía, empresa y espíritu empresarial
    4. Ciencia, tecnología e innovación, y globalización
    5. Salud pública, población y demografía
  4. Hábitos de trabajo y de pensamiento

Un libro, en definitiva, que se convierte en una guía sólida para dar respuesta a los retos que vivimos en nuestra sociedad que cambia tan a menudo a partir de la innovación y del desarrollo de las capacidades de los alumnos para implicarse en un mundo interdependiente.

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2023-03-02T10:01:42+00:00
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