Aprendizaje auténtico a través del uso estratégico de preguntas y de “feedback”

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16 May 2024

El diálogo orientado con un propósito aumenta la participación del alumnado y mejora su aprendizaje

por Jordi Viladrosa i Clua

Jackie Acree Walsh es una consultora y autora independiente con sede en Montgomery, Alabama. Es reconocida por su trabajo en el campo del “feedback” formativo en educación. Se asocia con educadores de todo el país para mejorar la enseñanza en escuelas y distritos mediante el uso de preguntas de calidad. Ha sido autora o coautora de ocho libros y numerosos artículos centrados en el cuestionamiento. Su libro más reciente es “Feedback formativo. Diálogo significativo para mejorar el aprendizaje” (Ediciones SM, 2023).

Feedback formativo: diálogo significativo para mejorar el aprendizaje”, se explica cómo el planteamiento de preguntas de calidad, tanto por parte del profesorado como del alumnado, y el diálogo basado en la escucha activa entre profesorado, alumnado y compañeros, sirven de “feedback” y refuerzan el aprendizaje. La autora explora cómo los educadores pueden utilizar el “feedback” para mejorar significativamente el aprendizaje de los estudiantes a través de un diálogo constructivo.

Existen diversas herramientas y técnicas para ofrecer “feedback” formativo: observación directa; portafolios o carpetas de aprendizaje; rúbricas, que aportan criterios específicos para evaluar un trabajo; autoevaluación y coevaluación entre estudiantes, que promueven la responsabilidad compartida del aprendizaje; preguntas abiertas, que invitan a los estudiantes a analizar su propio aprendizaje y establecer conexiones con los objetivos; o comentarios específicos, que se centran en aspectos concretos del trabajo del estudiante, proporcionando información útil para mejorar. Los recursos que nos ofrece la autora son numerosos y tienen la ventaja de que no son teorías académicas, sino experiencias en el aula. Al final del libro encontramos enlaces a vídeos de las prácticas descritas.

Técnicas para ofrecer “feedback” formativo: observación directa, rúbricas, coevaluación, preguntas abiertas o comentarios

Diálogo basado en la escucha activa y el “feedback” dialógico

La escucha activa, caracterizada por la atención plena, la empatía y la comprensión, es un elemento clave para establecer un diálogo efectivo. Es positivo porque crea un ambiente de confianza y respeto mutuo. También porque anima a los estudiantes a expresar sus ideas y dudas. Además, asegura que la retroalimentación se ha recibido y procesado de manera adecuada. Es importante que todos los estudiantes participen en la conversación, no solo aquellos que tienen la habilidad de intervenir o porque se lo pida el profesor cuando levantan la mano.

La escucha activa (atención plena, empatía y comprensión) es un elemento clave para establecer un diálogo efectivo

El “feedback” dialógico se centra en la creación de un diálogo constructivo entre el docente y el estudiante. En otras palabras, se trata de centrar la práctica en hacer preguntas efectivas que promuevan la reflexión y el pensamiento crítico. Jackie Acree Walsh promueve un modelo de cuestionamiento que ayuda a los estudiantes a desarrollar habilidades de pensamiento superior y a participar más activamente en su aprendizaje.

Se trata de centrar la práctica en hacer preguntas efectivas que promuevan la reflexión y el pensamiento crítico

Aportaciones más relevantes

Walsh pone énfasis en la importancia del diálogo bidireccional entre estudiantes y maestros como medio para proporcionar “feedback” formativo. Otro aspecto destacado es que el libro sugiere estrategias concretas para ser aplicadas en diversas situaciones educativas y ayudar a los docentes a estructurar sus interacciones de manera más efectiva. Uno de los enfoques clave es que fomenta la autorreflexión entre los estudiantes, ayudándoles a ser más conscientes de su propio proceso de aprendizaje y como pueden mejorarlo.

La autora introduce un modelo de retroalimentación que es altamente interactivo y centrado en el estudiante; en esto se diferencia de otros autores que ofrecen un enfoque más centrado en el docente. Su aportación facilita un diálogo que empodera a los alumnos para que tomen control de su aprendizaje, una perspectiva que es tratada con una profundidad y enfoque práctico notables en su libro.

La autora introduce un modelo de retroalimentación que es altamente interactivo y centrado en el estudiante

La autora logra poner énfasis en la importancia de dar “feedback” específico para las tareas que se estén llevando a cabo y que esté contextualizado dentro del proceso de aprendizaje de cada estudiante. Este enfoque se centra de manera específica en la importancia del diálogo continuo entre estudiantes y educadores como medio para proporcionar “feedback” personalizado y adaptado a las necesidades individuales de los alumnos.

A diferencia de otros autores como John Hattie, quien también pone énfasis en el impacto significativo de la retroalimentación formativa en el progreso del aprendizaje, o Dylan Wiliam, que destaca el papel de la retroalimentación como guía para el autoaprendizaje, Walsh se centra específicamente en cómo el “feedback” puede facilitarse a través de un diálogo intencionado y estructurado, no solo como una práctica de retroalimentación sino como una actividad de aprendizaje continua y colaborativa. Su trabajo profundiza en el aspecto interpersonal del “feedback” y cómo este se puede optimizar para fomentar la autorregulación y el compromiso de cada estudiante.

Un aspecto que interesará a los profesores es que el libro que comentamos proporciona estrategias concretas y modelos de cómo los educadores pueden implementar el “feedback” formativo en sus propias aulas. Incluye ejemplos de preguntas y técnicas para fomentar un diálogo efectivo que ayude a los estudiantes a reflexionar sobre su propio aprendizaje.

Proporciona estrategias concretas de cómo los educadores pueden implementar el “feedback” formativo en sus propias aulas

Posibles dificultades de la propuesta

Aunque el libro ofrece estrategias prácticas muy interesantes, en algunos contextos educativos con recursos limitados o clases muy numerosas, es un reto llevar a la práctica las recomendaciones de Walsh. Este tipo de proyectos didácticos requiere de un clima de aula adecuado y de un entrenamiento previo por parte de los alumnos, por no decir de la imprescindible formación específica y práctica del profesorado que ha de llevarlo a cabo.

No faltarán tampoco voces críticas que podrían argumentar que las técnicas propuestas por Walsh pueden ser difíciles de aplicar en aulas con gran diversidad de necesidades de los estudiantes.

Ideas prácticas con mensaje

Cualquier profesor o maestro que se plantee introducir cambios o elementos de mejora en la didáctica de las materias que imparte, naturalmente, no entra en un aula improvisando, sino que hace un uso intencionado de lo que ha pensado y planificado anteriormente. El ejemplo que sigue es uno de estos casos: estamos de acuerdo con Walsh cuando afirma que “el planteamiento de preguntas de calidad engloba la planificación de las clases, el desarrollo de la capacidad del alumnado para preguntar y responder, y la moderación de clases”. Se nos plantea un desafío interesante: modificar los roles de maestros y alumnos, y esto no es nada fácil.

Pensar y plantear preguntas de calidad y hacer que puedan responderlas todos los alumnos y no solo los más perspicaces o los que levantan la mano supone un cambio de estilo de aprendizaje, pero también de enseñanza. En la práctica, una de las cosas que más cuesta a los profesores es esperar unos segundos en silencio después de haber planteado una pregunta en clase. Esta acción, además, debe dirigirse a alumnos concretos y, con el tiempo, todos ellos deberán estar disponibles para responder. Una experiencia que Walsh justifica con muy buenos argumentos.

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2024-05-21T12:48:18+00:00
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