Héctor Ruiz Martín, biólogo e investigador en los ámbitos de la psicología cognitiva de la memoria y el aprendizaje. Actualmente, dirige la International Science Teaching Foundation. En los últimos quince años, ha trabajado en el desarrollo de recursos educativos fundamentados en la evidencia científica en torno al aprendizaje. Además, ha sido asesor de diversos gobiernos e instituciones educativas en España, Asia y Latinoamérica. Sus publicaciones más recientes son “¿Cómo aprendemos?” (Editorial Graó y ISTF) y “Aprendiendo a aprender” (Editorial Vergara).
“Los secretos de la memoria” nos enseña que la memoria es la habilidad para aprender, y lo hace a través de casos reales que han ayudado a los científicos a comprender el potencial y las limitaciones de nuestra capacidad para atesorar y rememorar el pasado, adquirir conocimientos, desarrollar habilidades, adoptar hábitos y, en definitiva, construir nuestra identidad.
por Jordi Viladrosa i Clua
Con una prosa ágil, un lenguaje divulgativo y un tono formal, Héctor Ruiz nos presenta este ensayo sobre qué es la memoria, cómo funciona y qué relación tiene con el aprendizaje. Con numerosas referencias a estudios e investigaciones y el testimonio de casos reales, nos va adentrando en los factores que influyen y en los motivos de sus quiebras en tantas ocasiones, sea cual sea la edad de la persona que vive su experiencia. Su lectura interesa a un público general, pero especialmente a los profesionales de la educación y a los padres y madres, siempre tan preocupados por cómo se adquieren los aprendizajes imprescindibles para ir por el mundo bien preparados.
Clases de memoria
En “Los secretos de la memoria” encontramos referencias continuas a las diferentes funciones que tiene cada clase de memoria y cómo interactúa cada una de ellas con diversas áreas del cerebro. Cuando recibimos información a través de los sentidos, es enviada al cerebro, que la procesa y, con las condiciones pertinentes, podemos recuperarla.
Cuando recibimos información, es enviada al cerebro, que la procesa y esta la podemos recuperar
Esto tiene lugar con el protagonismo de alguna de las memorias de las que disponemos:
- Memoria sensorial. Si queremos prolongar el procesamiento de la información que recibe el cerebro, más allá de lo que dura este tipo de memoria se requiere atención.
- Memoria de trabajo. El cerebro recibe información del entorno y del subconsciente. Se trata de un espacio mental en el que razonamos, recordamos e imaginamos.
- Memoria a largo plazo. Permite guardar una información en un estado inactivo, fuera de la conciencia, y recuperarla más adelante. Podemos subdividirla en otras clases de memoria.
- Memoria declarativa (o explícita). Nos permite almacenar información que podemos expresar verbalmente.
- Memoria autobiográfica (o episódica). Almacena los recuerdos de nuestras vivencias: hechos específicos vinculados a un lugar y tiempo determinados donde estábamos implicados. Está relacionada con el hipocampo.
- Memoria semántica. Contiene nuestros conocimientos: datos y conceptos desligados del contexto donde se adquirieron.
- Memoria implícita: memoria procedimental. No depende del hipocampo. Es lenta y requiere de varias sesiones de práctica hasta dominar una nueva habilidad.
- Memoria declarativa (o explícita). Nos permite almacenar información que podemos expresar verbalmente.
- Otras clases de memoria son la memoria espacial o la memoria prospectiva.
No hay razonamiento ni aprendizaje sin memoria
Afirma Ruiz que la memoria es nuestra capacidad de aprender cualquier cosa y que nuestro cerebro cambia nuestras experiencias y acciones. Gracias a estos cambios en la estructura del cerebro podemos responder de forma diferente la próxima vez que accedamos a ellos. Son, de hecho, distintas memorias que se ocupan de distintos objetos de aprendizaje y que incluso dependen de diferentes áreas del cerebro.
La memoria es la capacidad de aprender cualquier cosa y que el cerebro cambie experiencias y acciones
Todos nuestros aprendizajes: conocimientos, ideas, habilidades, los hacemos gracias a la memoria. Nuestro autor insiste en varios lugares del libro en que la memoria no es tanto un almacén de datos como una red de significados que nos permiten interpretar el mundo a nuestro alrededor, razonar, resolver problemas, etc. y recordar el trasfondo de nuestras experiencias.
Todos nuestros aprendizajes: conocimientos, ideas, habilidades, los hacemos gracias a la memoria
Por eso, sostiene Ruiz que la mejor forma de trabajar la memoria no es otra que hacerla viva a través del aprendizaje. Así pues, “aprender consiste a menudo en acumular nuevos datos y hechos que amplían nuestras estructuras conceptuales. En otras ocasiones, aprender consiste en establecer nuevas conexiones entre algunos de nuestros conocimientos previos con el objetivo de construir nuevas ideas y conceptos”.
Y la herencia genética, ¿qué tiene que ver? Ruiz afirma que “es indiscutible que la habilidad para aprender tiene una base hereditaria, aunque la genética no es el único factor determinante. El ambiente y la experiencia intervienen en la propiedad de cambiar que tiene el cerebro; esto es, la neuroplasticidad”.
La mala experiencia de olvidar lo que queremos recordar
Héctor Ruiz se pregunta si el olvido existe porque los recuerdos desaparecen de nuestra memoria o bien porque no conseguimos encontrarlos, aunque estén ahí. Los capítulos tres, cuatro y cinco del libro ofrecen una amplia respuesta a esta cuestión. Se menciona Hermann Ebbinghaus, famoso por la primera curva del olvido, un gráfico que constata como a medida que pasa el tiempo vamos olvidando lo aprendido y cómo es posible volverlo a aprender con menos esfuerzo que si no lo hubiéramos aprendido nunca.
Según nuestro autor, la mayor parte de los psicólogos cognitivos explican el olvido como una pérdida de accesibilidad a unos recuerdos que tal vez sigan disponibles en algún rincón de la memoria. Y la interferencia que provoca el hecho de que unos recuerdos se mezclen con otros podría ser la principal causa. También hay que tener en cuenta que hay un modulador que no acabamos de tener del todo controlado: el factor emocional, que puede requerir más atención.
Hay un modulador que no acabamos de tener controlado: el factor emocional, que puede requerir más atención
A veces, recordar los hechos de forma fiable y completa tiene mucha importancia. Es en esta parte del libro donde Ruiz explica las ventajas de la entrevista cognitiva en lugar de la hipnosis en estos contextos. Generar e implantar falsos recuerdos cuenta con evidencia científica y es necesario tenerlo en cuenta para diferenciarlos de los recuerdos genuinos. Su ventaja es que abren la puerta a imaginarnos el futuro.
Una aplicación práctica, para terminar: aprender es la mejor manera de ejercitar la memoria y esto se hace adquiriendo conocimientos que podamos asociar a lo que queramos recordar, en unas condiciones adecuadas y con unas estrategias de aprendizaje específicas y eficaces.